22 diciembre, 2005

alguien que cuide de mi.


Cuatrocientos golpes contra la pared, han sido bastantes para aprender a encajar con gracias, y caer de pie. A esconderlo dentro y llorar después.


Desde hace unos días que este nudo en la garganta no desaparece.
Me molesta, me enoja, me duele, me ahoga y me quiebra.
Traté de ignorarlo, de callarlo, pero simplemente no se detiene... Un par de días atrás, concluida la conversación, me largué con el nudo a punto de estallar. Por eso me fui, en realidad. Y no había caminado más de tres metros cuando debí bajar los lentes que llevaba en mi cabeza, y agachar la mirada, para que no se viera, no se notara que mis ojos se desbordaban.
No supe qué hacer, ni a donde ir. Pero quería salir de ahí, ojalá teletransportarme fuera de la ciudad, para estar sola, para llorar, gritar y patalear sin que nadie me viera, o me preguntara que estaba mal.
Me contuve, y el nudo solo aguantó unas cuadras, para desatarse mientras buscaba una banca del parque que estuviera lejos de la gente, y a la sombra.
Estuve una media hora dejando que saliera, pero a medias. Después de todo, en la ciudad nunca estás solo. La siguiente media hora, me dediqué a mirar al vacío, a tratar de adivinar que me pasaba... pensé que era fin de año, y quizás el peso de los meses me estaba cayendo encima.
En ese afán masoquista propio de gente como yo, me esforcé en recordar los malos momentos, para llorar aún más... pero, para mi sorpresa, no había nada por qué llorar.
Me quedé ahí, sólo contemplando el museo que se alzaba frente a mi.
Recordé que, a veces, mirar el cielo me da ánimo... ver las nubes moverse con el viento, verlas pasar, encima mío, inmutables, efímeras, gordas y enormes. Quise acostarme en la banca para verlas, pero mi falda y el sol de las 4 de la tarde, me impedían alzar los ojos. Además de la carencia de nubes, digna de los comienzos del verano.
Terminé por tomar mis cosas, e irme.

Hoy, 22 de diciembre, se cumplen 4 años de uno de los hechos que más ha marcado mi corta y adolescente vida. Luego de caminar 30 minutos bajo el sol, llegué a tu lado, te saludé de la manera más natural que encontré, y me senté a un costado, en el pasto mojado, para relatarte lo que este año ha sido para mí. Te conté como están mis primos, como he estado yo, sobre la niña nueva, y sobre como creo que este año ha sido más pacífico que los anteriores, al menos los que siguieron tu partida. El nudo en mi garganta no estaba, ni siquiera parecía asomarse, hasta que me di cuenta de que todo estaba tan bien, que me habría gustado abrazarte y llevarte a ver a todos, contagiarte de mi buen ánimo, pero más me interesaba lo primero.
Es como cuándo, es tal el éxtasis, que quieres urgentemente compartirlo con alguien. Pero ya había hablado, y gustaba de un abrazo. Un abrazo, algo tan simple, y que no podías darme... ni a mi, ni a nadie... Lloré un poco, pero luego de un par de lágrimas, me calmé.
Miré la hora, ya 40 minutos habían pasado, y debía irme... miré tu nombre, tatuado en el piso, y lo acaricié pensando que quizás podrías sentir eso, y te dejé escrito en un arbolito de goma, que te quiero, te echo de menos, y quisiera que vieras todo esto... y de verdad espero que lo estés viendo.
Me levanté, me despedí, y me fui pensando que debí decirte no sólo "adiós", sino "fue un gusto hablar con usted, don David".

Hace un par de horas, el nudo se apareció de sorpresa. Te fuiste y me quedé sentada, pensando y ahora, ¿qué?
Tomé el celular, se suponía que debía encontrarme con alguien en el centro. Situación ideal, porque necesitaba tirar las lágrimas sobre alguien...
-¿Estas en tu casa?
-Sí, las niñas no quisieron salir. Te llamo en la noche
-...
Corté.
Fabuloso, una vez más, debía irme llorando, y sola.
Lágrimas-lágrimas-lágrimas.
Tomo la micro, y el nudo insiste en salir.
más lágrimas.
Me seco constantemente, bajo los lentes, y agradezco ir sentada sola, pues no me interesa ningun vecino de puesto que me mire con cara de "¿qué te pasa?".
Una hora de viaje (y putas porfiadas lágrimas)... y suena en mis oídos Alguien que cuide de mi...
Abro la puerta de mi casa esperando que no haya nadie, nadie excepto yo... Y algo de suerte me queda.
Dejo el bolso en la mesa, y no termino de soltarlo cuando el nudo explota.
Me lanzo a la cama, y me veo volver en el tiempo, 4 años atrás.
Sola, llorando, y escuchando música triste, para fomentar un rápido fin del proceso. Sólo me faltó usar jumper, y estaba de vuelta en primero medio.
(Comienza a sonar "Si hay Dios", de Sanz... himno de mi depresión adolescente, junto con otras del españolísimo que tanto me hizo llorar con sus canciones, que tan al hueso solían -y suelen-llegarme).
Se me pierde la mirada en puntos fijos estúpidos, que no paro de observar, y que incluso me hacen llorar más.
Y sigo preguntándome... ¿por qué?

¿por qué?.
.¿por qué?
¿por qué?

...

No tengo explicación, sólo agua salada en los ojos.
Y un montón de música triste en Winamp.

¿Qué siento?
no estoy segura.
ese es el problema.
me siento tan pendeja, de repente. tan... todo de nuevo.
y me aferro inutilmente a esas cosas tristes
y quiero hacerlo, porque siento algo.. siento ganas de deprimirme.

Dicen que el vértigo no es el miedo a las alturas, sino las ganas que tenemos de tirarnos.


me siento pendeja, ilusa, un tanto incompleta, y defraudada.
me siento débil, y fuerte... me siento segura, y frágil.

pero al menos me siento.
y eso es bueno.


.

ahora me voy, para sentir alguna otra canción cebolla, y aprovechar de sacarme las frustraciones pendientes, y otras tonteras.
y no me odies por eso.

10 noviembre, 2005

We.will.always.have.Paris.


El sentimiento de pertenencia que se pierde.
Hace un año atrás las cosas eran lógicamente distintas.
Mi parada en el mundo era quizás también algo diferente
y me hallaba en una etapa más... no lo sé, pero otra.

Hace un año atrás estaba saliendo del colegio, con toda esta promisoria mirada del mundo nuevo. Con esperanzas y sueños que no se acaban, pero eran distantes.
Hoy, veo a otros pasar por ello, y si bien me no me afecta de igual manera, me sorprende.

Me sorprende porque el tiempo ha pasado raudo, y porque ese sentimiendo de pertenencia que mantenía con esos años, poco a poco se pierde.
Hace unos meses ese lugar era mío, y me hacía sentir segura. Protegida. Acogida.
Y en unos meses más, ¿qué?
Si incluso hoy llego allá y no reconozo a nadie.
Y siento que me desligan sin yo quererlo.. sí, el tiempo, los meses, los años.
Y admito que siento temor de encontrarme allí incómoda, mirando extraños pasar por el frente, y no sonreir. Ver a los niños y no alegrarme de estar así, ahí.
Me asusta pensar que ese ya no será (o es) mi lugar.
Porque.. ¿entonces qué?
ahora.. ¿dónde?
¿y los recuerdos donde los guardo?

No quiero volver el tiempo, ni mucho menos. Aquellos días carecía de algunas cosas que hoy tengo, y que no perdería por unos recuerdos...

pero, de todas formas, en este minuto quisiera sentarme bajo la sombra de un árbol alto y fuerte, de aquellos que allá hay, respirar profundo, abrir mis ojos, y entre las hojas ver el cielo. Sólo eso me haría sentir que aún es mío.. o yo suya.

Sólo quiero pensar que, más allá de los años, siempre tendremos París.

17 septiembre, 2005

. so kiss me.




De cada primer beso, recuerdo los nervios. Las miradas que se cruzan y que son tan claras, pero que se escudan en nubes de confusión, haciendo neblinoso el proceso de aquel primer beso.

De cada primer beso, recuerdo la curiosidad.
¿Como será?
¿Cuando ocurrirá?
¿Lo doy yo, o mejor espero?
Y después, ¿qué?

De cada primer beso recuerdo el lugar, y como llegamos a él... recuerdo si fue rebuscado o casi instantáneo.
Recuerdo si fue bueno o si fue malo.
E incluso en algunos, incluso recuerdo mi vestuario.

Con cada primer beso, también pienso en lo que fue, sus implicancias y consecuencias.
Los buenos y malos momentos que dicho beso provocó.
De cada primer beso no tengo un ranking, puesto que no se como evaluar...
No sé si el mejor fue el que mas esperé o el mas inesperado
Si fue el mas inocente o el mas desesperado
O si la nota se pone segun quién lo dió, y como fue dado...

De cada primer beso, también recuerdo el fin.
Y quisiera pensar que existe algun primer beso, que nunca terminará.



Posted by Picasa

22 agosto, 2005

ahora.

De un tiempo a esta parte he crecido. Claro, todos crecemos, no?
Incluso cuando creemos que no queda nada por hacer, decir o sentir.
Siempre crecemos.

De un tiempo a esta parte he crecido. Incluso cuando creía que no había nada que yo no supiera o hubiese vivido.
De un tiempo a esta parte no solo he crecido. Te he entendido.
Un poco tarde, quizás.
Lo lamento, te juro que no pude antes. Y juro también que no fue en lo absoluto mi intención el haber hecho o dejado de hacer las cosas que hice o dejé de hacer.
Aunque no me arrepiento de nada, pues no hay nada de que arrepentirse.
A veces es necesario que el tiempo pase para poder mirar el objeto desde afuera, y no siendo parte de él.
Yo acabo de alquilar nuevas alas, que no solo me permiten despegar hacia otros lugares, sino mirar hacia los que antiguamente frecuenté, con una mirada más fría, y mas entendida.

Y te entiendo.
Me duele entenderte, y me duele saber que no pude entenderte antes.

Pero ahora te entiendo... y disculpa mi falta de experiencia.


Y es que siento que recién ahora te entiendo.

20 julio, 2005

¿Donde estás, Adéle?

La precaria y, próximamente, refaccionada fachada del Museo de Arte Contemporáneo, parte del inmenso proyecto de remodelación que tanto se ha esmerado en gestionar el gobierno de Lagos para conmemorar el Bicentenario que se aproxima, se alza innovadora e imponente entre el verdor del que disfrutan los transeúntes , aquellos que ansían escapar del gris acostumbrado que ahoga, unas cuadras hacia adentro, hacia la Alameda; o aquellos a los que el sonido y sabor de las 14 horas incita salivación y crujir estomacal: los oficinistas pavlovianos en versión renovada, ya no en función a la campana, sino al reloj. Los veo atravesar el Parque Forestal buscando algún Café-Restaurant del popular Barrio Bellas Artes, que los acoja y acalle los quejidos, típicos de estas horas, cuando la mitad de la jornada comienza a pesar en sus hombros y cabezas.

Los camiones de cemento se confunden con los autos, mientras transito por Ismael Valdés Vergara, guardándome las ganas de visitar el MAC, que me consuela diciéndome en su señalético idioma “Mira coMOProgresa Chile”.
Me detengo en José Miguel de la Barra, junto al semáforo que señala rojo, no para mí, claro, pero maquinariamente le hago caso. Aprovecho de observar mi momentáneo entorno y ahí en frente veo la moderna monstruosidad con que se levanta el Edificio de Comercio, en absoluta contraposición a la calida majestuosidad de tiempos anteriores, esa arquitectura digna de ser mi próximo objetivo: el Museo de Bellas Artes.

“Unidos en la Gloria y en la Muerte” recitan dos ángeles que aparentan auxiliarse y reconfortarse en la entrada, y que se endurecieron con el transcurso del tiempo, y la inercia de la ciudad, volviéndose de hormigón. Comienzo a subir las escaleras, y traspaso las puertas bajo la atenta mirada de Rembrandt, Da Vinci y Rafael, que escrutan mis pasos al ingreso, además de la temerosa mirada del guardia, temerosa con razón, pues aparentemente en este país de tercermundistas todos somos potenciales ladrones.
Abro el bolso.
-¿Escolar?
-Sí, aquí está mi carné.
-300 pesos.
-Ahí. Gracias.
-Tiene que dejar el bolso en custodia.
-¿Sí? Ya.

El tablero de exposiciones me habla de Claudio Di Girolamo y de Guillermo Frommes, habla de Las puertas del Infierno, y de Camille Claudel… habla también de su enamorado eterno y final victimario, Auguste Rodin.

Sala Matta, al fondo.

Bajo las escaleras y antes de ingresar a ver al francés y sus esculturas, las instrucciones nuevamente aparecen. No entrar más de 100 personas a la vez. Da lo mismo. Ante mis ojos El Pensador reivindica los 77 años de una historia de vida.
Sesenta y dos esculturas, de múltiples tamaños y formas se encumbran ante mis ojos: El Hijo Pródigo, El Beso y un Honoré Balzac de carne y hueso, pero ambos de metal.
Estudiantes se sientan al borde de La edad de Bronce, retratando en sus libretas la movilidad de los cuerpos construidos por Rodin, sus perfectas formas materiales, sus curvas, miradas y ánimos.
“Sin la vida, el arte no existe”

Y es quizás por ésa misma premisa del autor, que cada obra suya es considerada, precisamente, una pieza artística. Por convertir el hierro en savia y espíritu.

Mientras las no más de 20 personas que me acompañan en éste descubrimiento, se encuentran observando cada figura, con más o menos interés, con más o menos ganas, pero con la firme idea de querer pasar a la posteridad habiendo visitado la inusual muestra, alcanzo a notar, para mi insatisfacción y la de mis co-asistentes, que el tristemente célebre Torso de Adéle ya no forma parte de la exhibición. No hay rastros de su anterior presencia en el Museo, ni un pedestal vacío o un espacio con antojos de relleno.
Luis Emilio Onfray, estudiante de Arte de la Universidad Arcis y objeto de risas y odios, es el responsable de la coja presentación de Rodin que se viene mostrando desde el 17 de junio, fecha en que el entusiasta y bizarro muchacho decidió – según él – probar la escasa seguridad con que se tienen obras de ésta calidad en el Museo de Bellas Artes, denotando con ésta curiosa manifestación la fragilidad de la garantía que resguarda éstas esculturas, y, por supuesto, la delicada voluntad y sense of humor de los encargados.

Recordando la impopular noticia, decido corroborar la veracidad de la tesis de mi emprendedor contemporáneo, y miro a mí alrededor: hay sólo dos guardias en la sala, y logro ver pocas cámaras de seguridad. Las cuerdas que me separan de Jean d'Aire nos distancian no más de un metro, sería cosa de estirar un brazo y calzar mi huella con la de tantos otros que, seguramente, se atrevieron antes a tocar el fierro antes forjado por tan connotado escultor. ¿Y si me atreviera a repetir la hazaña de Onfray, y mis manos de seda arrancaran en silencio los Burgueses de Calais de su pedestal, saqueando con mi acción, su sacrificio pasado, junto con su materialidad, ambos juntos dentro de mi bolso?
Imposible.
¿Quién podría quebrar los trozos enlatados que aseguran la escultura en su lugar? Esas piecitas que, comúnmente, llamamos clavos, y que configuran parte importante del honorable método de seguridad del MBA.
Mejor salir de las dudas y fantasías de una vez y por todas:
-Disculpe, ¿en donde está el Torso de Adéle?
-No, ya no está en exposición.
-¿Le puedo preguntar si se han incrementado las medidas de seguridad desde el robo?
-No, debe preguntar en la entrada esas cosas.

Salgo de la sala. Subo las escaleras y pienso mirar las otras exposiciones, pero el tiempo no es algo que me sobre en este minuto, precisamente.
Voy a custodia, entrego mi número, el 4, y mi bolso negro retorna a su dueña. Intacto luego de un préstamo. Tal como Adéle.
El guardia, inquisitivo, dirige su mirada a mi, luego de apreciar mis intenciones de no irme como todos los visitantes. Me acerco inocentemente en busca de una respuesta acerca del destino de la figura que concierne a mi preocupación. “Sorprendentemente”, no hay respuesta. Los ojos del muro con que me encuentro hablando me observan con exasperación. Nuevamente: ¿Sabe usted si se han incrementado las medidas de seguridad luego del incidente del robo?
-NO PUEDO RESPONDERLE, SEÑORITA, ESTAMOS EN SUMARIO.
Pues sería todo. Me marcho cabizbaja del Museo de Bellas Artes, con el consuelo de que, algún día, y quién sabe, si con tanto tratado de libre comercio y fomento de globalización, los pasajes en las aerolíneas lleguen a valorarse en $300, como la entrada que pagué, y cuando eso se haga realidad, entonces recorreré la triunfante Aldea Global hasta llegar al Museo Rodin, donde finalmente conoceré a la pobre y manoseada Adéle, pero mejor dejar de hablar, eso lo veremos en mi próximo hipotético viaje a Francia

31 mayo, 2005

.exactamente un año atrás.

Ay, cariño, si supiera por donde comenzar
y es que hoy conmemoro una fecha
una fecha particularmente sentimental
Un año atrás mi vida se transformaba en ésto:











En nada.


El 31 de mayo, hace un año atrás, cerca de las 11 de la noche semi durmiendo yo estaba
semi durmiendo por las horas, por los miedos.
Y ya cuando mis ojos se cerraban un ruido de fondo escuchaba.
Desperté, un tanto desesperada, sabía que sonido era: el teléfono.
Sabía quien llamaba: Tú... mi gran Tú.
Cogí el telefono exaltada, animada, apenada... esperanzada.
Tu voz saltó por el auricular con un ritmo cansado.
Y que habría de esperar yo?
Cansada yo también estaba... cansada del día, del fin de semana que recien pasaba, y de la semana que lo precedía...
Cansada de haber temido la negrura de esos días.

Silenciados
Intercambiamos un par de palabras
silenciados nuevamente.
Silencio, silencio, silencio, silencio............................

"Que.nunca.es.bueno.el.momento.hasta.que.no.hay.otra.opción.
Siempre.es.el.mismo.cuento.Ese.último.momento."

Y el último momento se acerca irremediablemente
y yo sin saberlo, claro
temiendole como a nada, pero ignorandole.
Y llega.
El ultimo momento llegó.

Mirando el techo de la habitación
a oscuras.
cierro los ojos.
me odio una y otra vez por no haber contenido las ganas de levantar el telefono.
quien sabe cuan distintas serian las cosas si no lo hubiese hecho.

-Aló, Gustavo, te puedo llamar a la casa?
-Uy, estoy hablando ahora, llamame en 15 minutos
-Uhmm...
-¿Que pasa?
-No, nada, no importa, nos vemos mañana.
-Para algo me llamaste, ¿que pasa?
-Felipe terminó conmigo.
-Llámame en 2 minutos.



Hasta las 12 de la noche conversamos. Desquité por ese mismo telefono todo el odio que te tuve. Tomé una foto de mi velador y la arrugué, por no lograr [o querer] romperla. Tomé la pulsera que usé casi 2 años y la corté de mi muñeca.
Se acabó.

Unos abrazos a la mañana siguiente, compensación de lo pérdido, y dos ojos que no lograban transimir algo más que lo llorado la noche anterior.

Ajetreo, el ajetreo del 1 de junio.
Esa constante necesidad de mantenerte ocupada para no pensar
para no sufrir
para no llorar
para no recordar.


Hace un año ya de todo ésto.
Cuantos procesos acabados.
Cuantos iniciados.
365 días son ya...
No sé muy bien por qué hago ésto..

Mi lado artista - como dice en éste minuto don Alvaro, citando a Sabina - supongo.

¿Que más puedo agregar?
Talvez nada, yo vine aquí solo a recordar.

Vale decir que un año pasa rápido, talvez porque la vida también se va así.






Vale decir que la foto sigue arrugada en el cajón donde la tiré, vaya a saber una porqué.

28 mayo, 2005

La tarde del 27

Bajarse de la micro y encontrarte caminando hacia adelante, por una calle que sin embargo te lleva inevitablemente al pasado, a ese que quien sabe cuantas veces odiaste y deseaste nunca volver a tocar.
Y ahí estás, irremediablemente atraída por él, luego de haber deseado la noche anterior revivirlo.

Caminas, caminas, caminas... tu estómago se aprieta.
Tu boca sonríe involuntariamente sólo de nervios, de deseos, de esperanzas, de pasado.
No vas sola, y para disfrazar tus ansias y miedos, conversas, ríes, todo sigue como siempre pero sabes no es así.
Una vuelta, otra y otra, tus ojos no se detienen, buscan, quieren encontrar algo que sabes lo que es y que también lo desconoces. Sabes puede ser pero la imposibilidad de ello te es revelada en cada vuelta.
Que vulnerable te ponen los recuerdos, mujercita.
Mueres por hallarte cara a cara con tu pasado, sigue desmintiendolo, pero sabes que es así.
Sabes que darías tu vida en éste momento por reencontrarte en cada esquina, recoveco, rincón, banco, columpio, pasaje y follaje con aquello que amaste tanto y que de tanto amarlo aún, te duele. Te duele por no encontrarlo.
Tu cabeza se nubla de tanto buscarle. Miras en una y otra dirección, y comienzas a verles, a esos emblemas que salen por las calles y que logran transportarte un tanto a lo que querías.
Sonríes, sientes por fin palpable un rastro de felicilidad.


Decides partir, quizás aumentando los metros caminados logres aumentar el sentimiento.
Cruzas la calle y te instalas en el pasto, tu nuevo balcón con vista a atrás.
Tratas de concentrarte y simplemente no lo loogras, insistes y ves uno que otro rostro familiar y la excitación te impide la insistencia, entiendelo mujer, no puedes.



La tarde se va.


Son las 2 de la mañana y ya estás sola, mirando el techo, hablando quizás con él.
O con el aire, las sábanas, quizás con Dios.
Tu felicidad termina finalmente de mezclarse con desazón.
Y es que terminas por entender la diferencia. Terminas de notar lo que es y lo que no.
Terminas por ver que no perteneces a ese lugar ya.
Que por más que lo intentes el lugar sigue y el recuerdo también, pero no tú.


No es tuyo, no te pertenece, no seguirás viviendolo












Pero de todas formas planeas tu próxima visita a aquel lugar.

11 mayo, 2005

de Parra


Es olvido

Juro que no recuerdo ni su nombre,
más moriré llamándola María,
no por simple capricho de poeta:
por su aspecto de plaza de provincia.
¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
supe de la su muerte inmerecida,
nueva que me causó tal desengaño
que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!
y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
por la gente que trajo la noticia
debo creer, sin vacilar un punto,
que murió con mi nombre en las pupilas,
hecho que me sorprende, porque nunca
fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
relaciones de estricta cortesía,
nada más que palabras y palabras
y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
sólo queda un puñado de cenizas),
pero jamás vi en ella otro destino
que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegue a tratarla
con el celeste nombre de María,
circunstancia que prueba claramente
la exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡quién es el que no besa a sus amigas!
Pero tened presente que lo hice
sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
su inmaterial y vaga compañía
que era como el espíritu sereno
que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
la importancia que tuvo su sonrisa
ni desvirtuar el favorable influjo
que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aún, que de la noche
Fueron sus ojos fuente fidedigna.
Más, a pesar de todo, es necesario
que comprendan que yo no la quería
sino con ese vago sentimiento
con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo, sucede, sin embargo,
lo que a esta fecha aún me maravilla,
ese inaudito y singular ejemplo
de morir con mi nombre en las pupilas,
ella, múltiple rosa inmaculada,
ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
que se pasa quejando noche y día
de que el mundo traidor en que vivimos
vale menos que rueda detenida:
mucho más honorable es una tumba,
vale más una hoja enmohecida,
nada es verdad, aquí nada perdura,
ni el color del cristal con que se mira.
Hoy es un día azul de primavera,
creo que moriré de poesía,
de esa famosa joven melancólica
no recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
como una paloma fugitiva:
la olvidé sin quererlo, lentamente,
como todas las cosas de la vida.



























No había recordado la existencia de este poema en un largo tiempo, habia olvidado que me encanta, asi que para no olvidarlo más, lo estampo.

05 mayo, 2005

Por la chupaya

Y me siento a mirar por la ventana, me tomo un café mientras

me siento en aquel sillón

me siento en aquella banca del parque aquel que visitamos alguna vez

me siento en el pasto y te busco

me levanto, me siento, vuelvo a levantarme y decido quedarme ahí, encender un cigarro y recordarte




___________ilusa yo, creer que un mísero recuerdo ha de traerte de vuelta a mí]

18 abril, 2005

go by

Days go by and by, and by....................and by










still needing a reason to watch them leave.

01 abril, 2005

Fin del proceso

Acabo de hablar contigo, y acabas de decirme quizás lo más fuerte que me has dicho desde que no existe ese "nosotros"
y me chocó
y no lo esperaba
y abrí los ojos
y le tomé el peso a todo...
y me dió pena... y me dió nostalgia
y esta tremenda mezcla de sentimientos que no pensé podrías hacerme sentir de nuevo, y no puedo creer que esté sucediendo... si hace 20 minutos atrás esta era una sonrisa!
Una sonrisa que se borró, una sonrisa que quiso hablar y no se atrevió, porque sabía no tenía nada que agregar, ni negar, ni arreglar.
Y los ojos que se nublan, y mirán hacia atrás y ven tanto, y que se enfrentan ahora a la nada.
Y un ligero escalofrío de miedo, de pérdida...
Es que te amé, durante un largo tiempo te amé... y lo dejé de hacer hace un buen tiempo también, y me cuesta entender este nudo en el pecho, a 10 meses de esa última vez.
Ya boté algunas cosas tuyas, en el lapsus que ha transcurrido, pero habia una parte de mi que se negaba, que quería ser madura y pensaba podia vivir con su presencia ahí, pero sin la tuya... Y ahora me diste el valor, me diste el valor de botar lo que sea tuyo, ese valor que confundí con infantilismo, y que ahora muero por concretar, por sacarte de mi totalmente.
Dios, como cuesta esto!
Estoy tiritando, estoy enrabiada, estoy apenada.
Supongo que gracias por el empujón... al precipicio.
Quiero gritar, quiero terminar con esto, quiero que mañana sea un nuevo día, una nueva vida.
Y estoy rezando por eso, porque cuando despunte el alba y abra mis ojos ya no estés, te hayas esfumado, completando mi proceso.
Intento mirar el futuro, y me asusta la idea de pensar que podamos ser amigos, me asusta el verlo factible... es factible?.. cielos, eso, admito me da una sonrisa...
Te quise, te quiero y quien sabe si te seguiré queriendo... todo es un tanto borroso en este minuto


tiempo al tiempo, no?...
Y en ese tiempo cuidate, si?... que yo también lo trataré de hacer.

10 marzo, 2005

Mayoría de Edad

Debo admitir que pensé mil veces que escribiría en este día que es supuesto sea especial para mí, y bueno, todos sabemos que de una forma u otra es sólo un día más. De ayer a hoy no me hice efectivamente más grande, ni más madura, ni más discerniente ni mejor persona. Ayer tenía las mismas opiniones,las mismas experiencias, las mismas heridas y desencantos. Las mismas alegrías vale decir también. Y es que si, como decía el tango, 20 años son nada, ¿que serán 18?. Y no es que trate de subestimar de diversas formas el fenómeno que inevitable e innegablemente me afecta hoy, sí talvez quiero alivianar el peso que trae consigo, y es que si hubiese cumplido 18 mientras no cerraba aun esa etapa recién clausurada que fue el colegio, las implicaciones quizás serían menores. Quizás no estaría aquí sentada recordando esos rostros que estoy dejando atrás junto con mi minoría de edad. Los rostros de aquellas personitas que fueron tan importantes en su momento, esas que tanto odié y que tanto quise simultáneamente. Esas que tanta felicidad me dieron, y también tantas rabias y sufrimientos. Esas que me producen nostalgia de tiempos pasados y al mismo tiempo la felicidad de que esos se extinguieron y que todo se acabó. Y es que no tengo forma de negarme sus existencias, sus relevancias y la sonrisa que me producen al pensar en ustedes. No quiero dar nombres, supongo que es parte de la magia no hacerlo. La magia de que podrías ser tu mismo uno de esos. Y en ese caso, espero sepas que fuiste más que estas palabras que dije recién, que fuiste un mundo que descubrí y no sabes cuanto agradezco que hayas descubierto un trocito del mío. Lo admito. No tengo palabras para describir estos 18 años. No pretendo glorificarlos, nunca fue mi intención. Pero es que el análisis de todo puede llevarte a conclusiones inesperadas. Mención especial a mi familia, una bien particular, o quizás no tanto. Pero mía al fin y al cabo, aunque me haya disgustado ese detalle una y mil veces. Creo está demás mencionar los malos ratos, ya me he cabeceado demasiadas veces con esos detalles negativos, aunque no fueran tan pequeños muchas veces como para llamarlos simples detalles. Supongo que en cierta forma debemos ser siempre capaces de mirar hacia atrás con una sonrisa, y reconozco pública y privadamente que en este aspecto al menos aún no logro hacerlo completamente bien. Es una de esas partes de mi que no respeta mayorías de edad legales ni discursos de madurez automatica. Pero innegable es también lo que son y lo que han hecho por y para mi estos años. Y por supuesto decirles un "gracias" y algo que lamento no sentirme capaz de decir constantemente a ellos, y es que los quiero. Estoy viendo que es ya tiempo de dejar la extensión, porque a veces no tiene sentido hablar y hablar cuando las palabras no alcanzan. Solo quise dar una idea, transmitir algunas cosas que siempre me guardo y que durante los años quise decir y no me atreví, por ese miedo estúpido de que el otro lo encuentre extraño, fuera de lugar o pasado de moda. Por ese miedo que todos tenemos alguna vez, que no nos deja decir "te amo" por primera vez, ni "te quiero" cuando es necesario. Ese miedo que deberíamos erradicar, aunque solo fuera sólo un poco para hacerlo más seguido. Quiero dejarles aquí como un símbolo de estos años que ustedes me han dado, mi sonrisa, que siempre hallarán cuando necesiten, porque ustedes la crearon, y mis hombros, a los que ustedes enseñaron a secar cuanto provenga de sus ojos. Les dejo también mis lágrimas, aquellas que derramé cientos de veces por muchos de ustedes, y que inmerecidas o no, existieron, y fueron una prueba viva de mi afecto. Y perdonen mi egoísmo, pero decidí quedarme yo con sus cartas, con todas ellas, desde esas triviales escritas en una simple clase mientras nos aburríamos, hasta aquellas que confirmaban nuestros sentimientos más profundos, y nuestros pensamientos. Me guardo gran parte de sus regalos también, no sólo los físicos, sino aquellos que me hicieron quien soy ahora, esta niña que se enorgullece de ser un poquito de ustedes. Y finalmente me quedo con lo más preciado que podría tener de ustedes, y es su recuerdo. Recuerdos de los días, las tardes y las noches que compartí con ustedes. Recuerdos de dulce y de amargo. Recuerdos de metal, papel y cera. Recuerdos que guardaré espero por siempre.

05 marzo, 2005

Holding it

Once more, and as it's usual
I'm holding it...

Holding the desire of screaming

of crying

of running away

of breaking the chains...




[ But once more, I won't ]


------------------this is what you get when you mess with us-----------------------------

22 febrero, 2005

.pensamientos varios.

He pensado tantas cosas estos últimos días
y me he pasado otros varios idealizando, talvez esta última es mi afición, y no solo de días, sino de años..
idealizando lo que soy, lo que eres, lo que piensas, lo que quieres.. como las niñas que juegan a las muñecas y casan a Barbie y Ken, lo cual es en el fondo idealizar nuestro esperado "Prince Charming"... supongo que a semanas de mi mayoria de edad aun sigo jugando con mis muñecas, que, para probar mi cordura, admito son hipoteticas y sicológicas.
Hoy tirada en mi cama, luego de una siesta, imaginé me preguntaban "¿quién eres?" y yo, con mi fiel amigo interior, entablamos una conversacion en que en breves [aunque ni tanto] palabras traté de definirme, comencé la frase mil veces, la corregí, la cambié y empecé de nuevo.. lo cual fue cómico despues de haber estado segura de como definirme. Luego comencé a desvariar, y como acostumbro, a irme por la tangente, terminando mi conversacion con mi otro yo en un tema absolutamente no previsto: Mi razón de existir.

Pero me alegro de algo más allá de todas las dichas y comunes desdichas de la vida cotidiana, de los años, de los deterioros.
No ha existido nada ni nadie aún que logre desarmar eso.. mi gran ESO.
I only pray that nothing and no one has the power to take that ayaw from me...

11 enero, 2005

Cannot Stand This

It's just as simple as that... I can't



Can't stand the noise
Can't stand the yelling
Can't stand the explanations
Can't stand the lies
Can't stand the routine
Can't stand the dissapointments
Can't stand my mistakes
Can't stand my estupidity
Can't stand my lack of experience
Can't stand my not learning from my experiences
Can't stand myself
Can't stand them
Can't stand waking every morning just because I'm not sleepy anymore
Can't stand not having a reason to go throught this
Can't stand holding the tears
Can't stand people walking over me
Can't stand being the guilty one all the time
Can't stand being the good and stupid one
Can't stand being with you and feeling invisible
Can't stand talking to you and feeling I'm in some sort of monologue
Can't stand this any longer




Please, don't make me stand this any longer

Just a hand... even a finger could pull me away from here...

give it to me...


... Give me a reason to live.


06 enero, 2005

¿El libro de las preguntas?

.
.
.
.
¿Y como fue tu primer beso?
:.
::.
:::.
::::.