Bajarse de la micro y encontrarte caminando hacia adelante, por una calle que sin embargo te lleva inevitablemente al pasado, a ese que quien sabe cuantas veces odiaste y deseaste nunca volver a tocar.
Y ahí estás, irremediablemente atraída por él, luego de haber deseado la noche anterior revivirlo.
Caminas, caminas, caminas... tu estómago se aprieta.
Tu boca sonríe involuntariamente sólo de nervios, de deseos, de esperanzas, de pasado.
No vas sola, y para disfrazar tus ansias y miedos, conversas, ríes, todo sigue como siempre pero sabes no es así.
Una vuelta, otra y otra, tus ojos no se detienen, buscan, quieren encontrar algo que sabes lo que es y que también lo desconoces. Sabes puede ser pero la imposibilidad de ello te es revelada en cada vuelta.
Que vulnerable te ponen los recuerdos, mujercita.
Mueres por hallarte cara a cara con tu pasado, sigue desmintiendolo, pero sabes que es así.
Sabes que darías tu vida en éste momento por reencontrarte en cada esquina, recoveco, rincón, banco, columpio, pasaje y follaje con aquello que amaste tanto y que de tanto amarlo aún, te duele. Te duele por no encontrarlo.
Tu cabeza se nubla de tanto buscarle. Miras en una y otra dirección, y comienzas a verles, a esos emblemas que salen por las calles y que logran transportarte un tanto a lo que querías.
Sonríes, sientes por fin palpable un rastro de felicilidad.
Decides partir, quizás aumentando los metros caminados logres aumentar el sentimiento.
Cruzas la calle y te instalas en el pasto, tu nuevo balcón con vista a atrás.
Tratas de concentrarte y simplemente no lo loogras, insistes y ves uno que otro rostro familiar y la excitación te impide la insistencia, entiendelo mujer, no puedes.
La tarde se va.
Son las 2 de la mañana y ya estás sola, mirando el techo, hablando quizás con él.
O con el aire, las sábanas, quizás con Dios.
Tu felicidad termina finalmente de mezclarse con desazón.
Y es que terminas por entender la diferencia. Terminas de notar lo que es y lo que no.
Terminas por ver que no perteneces a ese lugar ya.
Que por más que lo intentes el lugar sigue y el recuerdo también, pero no tú.
No es tuyo, no te pertenece, no seguirás viviendolo
Pero de todas formas planeas tu próxima visita a aquel lugar.
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Hace 3 años.
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