Crónica 1 de Mayo.
Son las 10 de la mañana y el diario no llega aún. Cosa inusual, puesto que los suplementeros no pasan mas allá de las 7 sin lanzar por encima de la pared las pesadas hojas del periódico, que en sinfonía con revistas publicitarias y plásticos envoltorios, nos despierta al golpear el piso, cual gallo diligente.
Y claro, es primero de mayo.
Enciendo el televisor, y los matinales nacionales festinan con temas tan amplios como la manera precisa de preparar un pollo con ajo, ciboulette, tomate, papas, cebolla y la bomba atómica, sin hacer explotar tu estómago, hasta cómo prevenir que roben los espejos y marcas de tu vehículo, cuando estacionas en tal y cual calle de Providencia.
¿Y a esto denominan Día del Trabajador? ¡Pero si es un lunes más!
La CUT ha convocado (¡gracias a Dios!), como cada año, un acto en el cual se rememoraran las tristes experiencias combatientes de algunos, se vanagloriarán las hazañas democráticas de otros, se enrostrará a los empresarios su falta de humanidad, y al Gobierno se le criticará la sumisión y falta de iniciativa que, para ayudar a los pobres, tiene.
Y dado que los ánimos se calientan con facilidad en días como hoy, centenares de personas, de dudosa procedencia e ideología, se cubrirán el rostro con un paño o polerón, y se dirigirán a la Alameda, para destrozarla por enésima vez, con la firme convicción de que a punta de piedras y bombas molotov hallarán la utopía.
Sabidos los sucesos próximos a acontecer, los departamentos de prensa tienen a sus periodistas listos y dispuestos en lugares estratégicos (más bien, típicos) para captar el mejor piedrazo, el encapuchado más subversivo, o el paradero de micros más dañado, y se encargan de informárnoslo cada 15 minutos, interrumpiendo la programación habitual.
Al mediodía todas las predicciones se cumplen, y mientras Arturo Martínez realiza su clásica perorata (cuyo contenido resultó casi desconocido al final del día), los paraderos se caen de a poco, las veredas se saltan, las vitrinas se quiebran, la gente se ahoga entre las lacrimógenas, y huye del indeseado chapuzón que con poca amabilidad, Fuerzas Especiales ofrece a sus invitados.
Y luego de eso, las pantallas se llenan de imágenes sin editar, que relatan sin tacto lo que cada año se debe relatar.
Y los medios y sus personalidades, dejando de lado el dicho que reza al hombre como un animal de costumbres, se asombran año tras año del vandalismo que sucede cada día del trabajador, cada 11 de septiembre, cada 29 de marzo…
¿Y de qué se queja la gente? Los primeros de mayo eran antes una fecha algo más solemne que en la actualidad. Nadie salía, pues la locomoción no corría. Nadie se movía de sus casas, pues nada abierto había para ir a ver. Nadie trabajaba.
Si no fuera por estos vilipendiados encapuchados, el primero de mayo sería un día más. No tenemos diarios, es cierto, pero sus versiones electrónicas se mantienen actualizadas como cualquier día hábil, y eso no se hace solo.
En contra de toda voluntad de los trabajadores afectados, los cines siguen funcionando, al igual que los malls; todo para la comodidad de aquellos que se limitan a ver todo en el televisor, todo para su comodidad.
También puede ir al supermercado si así lo desea. Y en unos años más, seguro que puede ir a donde quiera. Y para ese entonces, el Día del Trabajador será sólo un recuerdo retro y algo kitsch, del que sólo algunos sienten nostalgia.
Mientras tanto, cabe preguntarse por qué los medios de comunicación transmiten las protestas realizadas por los abusos de los grandes poderes económicos, y no participan de ellas. Después de todo, ellos también fueron forzados a trabajar en un día que los festeja.
¿Cuándo será el día en que Soledad Onetto y Mauricio Hoffmann se nieguen a trabajar?, ¿cuándo Sergio Campos reporteará de encapuchado?, ¿cuándo los Edwards darán el día libre? Que las noticias no descansan es cierto… ¿y los periodistas tampoco?
Quizás dentro de 365 días el golpe del periódico en el suelo haga las del gallo de campo.
1 comentario:
Interesante texto...aunq discrepo de ti en eso de la "utopía".
Aún creo q los sueños pueden realizarse y q esta mierda de mundo, en la cual estamos inmersos, pueda cambiar..para mejor.
Salu2
Publicar un comentario